En medio de los múltiples balances sobre las recientes elecciones en Bolivia y sus implicancias para el Perú, hay una conclusión que se impone con claridad: la principal causa de la derrota del MAS y del proyecto de cambio y el triunfo derechista fue el fratricidio interno, producto de pugnas caudillistas que no solo fragmentaron el voto o lo llevaron a la nada, sino que generaron un autoboicot prolongado a lo largo del gobierno de Arce. Este conflicto interno impidió tomar medidas oportunas para enfrentar la crisis, debilitando al proyecto político desde sus propias entrañas. Además, quedó demostrado que no basta con redistribuir los excedentes de hidrocarburos ni con mantener disciplina fiscal. El modelo boliviano, aunque exitoso durante varios periodos de gobierno, requería una diversificación económica sostenida, con participación tanto pública como privada. Hoy, algunos intentan reescribir la historia negando los logros del modelo, pero lo cierto es que su colapso responde a...
La reciente escalada en el intento de recaptura ilegal e “inconstitucional” de la Fiscalía de la Nación nos plantea preguntarnos: ¿Qué orden constitucional estamos defendiendo en el Perú? Si bien es imperativo salvaguardar los escasos espacios democráticos que persisten, la realidad es que el país opera bajo una "nueva versión de la constitución fujimorista", que como su antecesora es producto del autoritarismo, del desconocimiento del voto popular, de la usurpación del poder constituyente por una coalición derechista (congreso-ejecutivo) y mafiosa que ha reforzado un régimen en el que proliferan las mafias, el autoritarismo y la vulneración de de derechos. Este orden constituido que impera hoy en el Perú no surgió de la noche a la mañana. Es la culminación de un "golpe de estado estratégico" orquestado e implementado desde 2016 para retornar a una versión más autoritaria del régimen neoliberal. ¿Cómo entender sin este contexto el Merinato, el asedio implacable cont...